“There's a battle outside
And it is ragin'.
It'll soon shake your windows
And rattle your walls
For the times they are a-changin'.”
(Bob Dylan, “The times they are a-changing”)
“El proyecto que ha ayudado a Múnich a ahorrar 11 millones de euros” es una de las ponencias destacadas de esta Librecon. Un ejemplo de la aplicación del software libre muy positivo para la imagen del sector, sin duda. Y para los muniqueses, claro. Al hilo de esto, no obstante, me viene a la cabeza una reflexión: ¿no son demasiado frecuentes los titulares sobre software libre y Administración pública, y demasiado escasos los relacionados con la empresa privada?
Allí está nuestro mayor potencial de negocio: la iniciativa privada tiene las mismas (si no más, por estar inmersa en dinámicas de competencia y supervivencia) necesidades a cubrir. En una situación como la actual, donde cada centésima que marca el cronómetro es determinante en la carrera por la competitividad, el uso de herramientas TIC puede suponer esa cabeza de ventaja para cruzar la meta. Ahorro de costes, mejora de procesos, internacionalización vía web… tenemos las soluciones. Nos falta llamar (más) a las puertas.
Esto no es una crítica, aclaro. Simplemente, pienso que tenemos que tener más en cuenta, por potencial comercial y volumen de negocio, a la iniciativa privada, frente al sector público. Y, ya dentro de lo privado, a la empresa consolidada frente a la startup. La segunda puede estar más abierta a nuevas formas de hacer las cosas, pero la primera nos ofrece mucho más campo para trotar. Entre otras razones, simplemente por su mayor presencia en el mercado.
Soluciones sin canon
Muchas empresas cuentan con herramientas licenciadas que tienen un elevado coste, debido a que al trabajo de implantación se une un canon (mensual o anual). Sin entrar en si el software libre es más o menos eficiente que el privativo (que no tienen por qué serlo), el ahorro para el cliente viene del hecho de que ese pago periódico de licencia no existe. Hagamos números. Porque muchos ya los han hecho y han mejorado considerablemente sus cuentas de resultados.
En nuestro caso particular, hemos trabajado para sectores como el sanitario, el de telecomunicaciones, el transporte o el I+D. Con esto quiero decir: ningún sector queda excluido de todo lo mencionado...
Nuestro modelo, no es tipo “software factory”, que externaliza la prestación de servicios TIC a países donde la mano de obra es más barata, como pueden ser India, Cuba, Argentina... Nuestros dasarrolladores están aquí, por lo que huelga decir lo que ello puede suponer en cuanto a estándares de servicio y personalización, pero sobre todo, nos da la posibilidad de gestionar los proyectos de cerca, para solventar cualquier incidencia con mayor eficiencia.
Internacionalizarse vía web
Muchas empresas, por ejemplo, buscan ahora con ahínco la internacionalización, como una salida o un apoyo ante la difícil coyuntura económica. El componente TIC lo pone más fácil que nunca: una web que permita tramitar pedidos a diferentes países, un equipo local que se ocupe de las labores de consultoría y analítica, y una red de proveedores y distribuidores en destino. ¿Quién dijo yo?
Más formas de apoyar a la empresa privada: desarrollos web con Drupal o Prestashop para dar el salto a lo digital, herramientas de gestión con Open ERP, formación a medida para las necesidades tecnológicas del cliente, puesta en marcha de sistemas personalizados –como portales cautivos, que provean de un entorno cerrado de navegación web-, backup y seguridad informática…
Habrá quien se preguntará: ¿podemos hacerlo? Rotundamente sí. Hay una gran cantera de empresas muy consolidadas que pueden ofrecer (y ofrecen) estos servicios. Constatamos que en nuestro entorno hay ejemplos de sobra. Quizás hace años era necesario que viniera una multinacional para dar determinados servicios, pero la democratización de la tecnología ha cambiado el tablero de juego.
Poco más me queda por decir al respecto. A disfrutar la LibreCon, a cumplir sus expectativas de negocio y a seguir tocando puertas después.
Jon de Velasco, CEO de Bikuma Global