Una buena estrategia de marketing de contenidos resulta imprescindible para hacer más atractiva tu web, conseguir tráfico y aportar valor a lo que haces. Además, si está bien hecha contribuirá a posicionarte en Google con base a las palabras clave que hayas definido como importantes para tu negocio. Resumiendo: obtendrás visibilidad en Internet, lograrás un flujo de visitantes, ofrecerás un extra a tu potencial cliente y te posicionarás como referencia en tu actividad. Es muy fácil decirlo, ¿verdad?
Hay quien piensa todavía que escribir un blog de empresa es una tarea a realizar cuando sobra tiempo; o peor, que no vale la pena hacerla en absoluto. Especialmente, cuando los canales de comercialización convencionales funcionan tan bien.
Bueno, no hay que dejar de hacer lo que nos funciona, pero tenemos que tener en cuenta que el mercado evoluciona y que el ámbito digital cobra cada vez más importancia. En el peor de los casos, a través del marketing de contenidos obtendremos un canal extra a través del cual podremos conseguir más ventas o, al menos, transmitiremos al potencial cliente nuestras novedades.
Podría decirse que el marketing de contenidos, parte del llamado inbound marketing, funciona a un nivel tanto consciente como inconsciente. Es decir, podemos transmitir algo de manera activa a una audiencia, esperando provocar una reacción, o podemos dejar nuestro mensaje flotando en el éter de Internet para que alguien lo encuentre como la botella lanzada por un naufrago. Las dos aproximaciones son correctas, complementarias y, como en todo, necesitan estar hechas con un mínimo de calidad y unas características determinadas para tener éxito.
Sobre el concepto de valor extra hablamos hace poco aquí, así que vamos a centrarnos en el inconsciente, o en terminología, los beneficios al SEO –posicionamiento web natural- que proporciona una buena estrategia de marketing de contenidos.
El subconsciente de Internet
La red es un inmenso depósito de información que crece de forma desorbitada. Para que podamos ser localizados de manera efectiva por los buscadores, cada uno de nosotros (usuarios o empresas), tenemos una serie de etiquetas que nos definen. Una serie de indicadores o balizas que le dicen al buscador dónde encontrarnos. ¿Cómo podemos hacer más fácil que nos encuentren? Precisamente ligando mejor esas etiquetas a nuestra web. Hablamos de palabras clave. Ahí es donde entra el marketing de contenidos.
Definir una estrategia de palabras clave que nos describan y fomentar que aparezcan en nuestra web en cantidad y relevancia suficiente no es tan sencillo como puede parecer. Para comenzar, es recomendable hacer un diagnóstico interno de términos por los que nos interese aparecer, y priorizar. Más tarde, con el análisis de las visitas, ya tendremos tiempo de perfeccionarla, con estrategias long tail, por ejemplo.
Después es necesario realizar un barrido para ver con qué palabras los usuarios buscan en Internet negocios o actividades como la nuestra, a ser posible claro en nuestra zona geográfica de influencia. A este respecto es muy útil utilizar herramientas como el Planificador de Palabras Clave de Google, ideado para dar a los clientes del buscador más posibilidades en sus servicios de publicidad (Search Engine Marketing, SEM).
Insertar estas palabras con sentido dentro del contenido que generemos no es broma: Google es un sistema inteligente que evoluciona sin descanso y ha aprendido las mañas de más uno para posicionarse. Es decir, deberemos generar un contenido coherente. Aquí tienes un perfecto repaso a la técnica para hacerlo más visible.
Con todo ello estaremos generando páginas dentro de nuestro sitio web, identificadas por una serie de términos clave relacionados con nuestra actividad. Dicho de otra forma: estamos creando enlaces que serán indexados por Google, y que harán más fácil que alguien nos encuentre a nosotros que a la competencia.
Atraer visitantes a la web
El gran beneficio de una política de marketing de contenidos bien realizada –que genere regularmente material de interés y contenedor de palabras clave- es proporcionarle un flujo de tráfico a la web. La principal pega de la mayoría de las webs es que son totalmente estáticas en cuanto a contenido: este nunca cambia tras el diseño inicial. Lo que quiere decir que, vista una vez, vistas todas. ¿Y si prometemos al cliente que habrá renovación continua? Lo estamos ilusionando para que repita o regularice sus visitas.
Un visitante recurrente, como sabe todo buen comercial, será más propenso a la compra o contratación; y deberemos saber cómo dirigir su visita a través de nuestra web tras la entrada inicial para que navegue hacia la conversión que deseamos (solicitud de información, descarga de material, compra, etc.)
Por otro lado, el hecho de que nuestra web esté registrando más movimiento le dice a Google que es más interesante/útil/atractiva/funcional que otras, y eso hace que el buscador le otorgue mayor autoridad, lo que se traduce en mejor posición en los resultados de búsqueda.
