Año nuevo, tendencias nuevas: examinemos algunas de las evoluciones de la tecnología para la empresa que traerá 2015.
Máxima seguridad
La migración de archivos físicos a digitales, el uso de herramientas online con fines de marketing, la optimización de procesos a través de ERPs y las comunicaciones internas son algunas de las actividades que requieren de la empresa políticas activas de seguridad informática. El #epicFail del año se lo ha llevado el reciente caso de Sony Pictures, pero no hace falta tener a un grupo de hackers detrás para tomar medidas.
La pérdida o el robo de datos a cargo de empleados, los dispositivos de almacenamiento infestados de malware, el funcionamiento de servidores y el creciente examen de la web 3.0 sobre el usuario son aspectos que, por suerte, están cada vez más presentes. El puesto de Director de Seguridad Digital, inexistente hace unos años, ya está empezando a abrirse paso en el mercado laboral.
El prestigioso medio online Buzzfeed ha contactado a 29 de las grandes empresas del mundo de la tecnología para preguntarles sobre su política de protección de datos y las respuestas han sido decepcionantes. ¿Realmente están seguros los datos de nuestra empresa en sus manos? ¿Serán la privacidad y la seguridad factores determinantes para contratar servicios online? Nuestra apuesta es que (progresivamente) SÍ.
PARA SABER MÁS: Manual básico de seguridad digital en la empresa
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Anuncios en vídeo
Tanto Google como Facebook han comenzado a ofrecer un privilegiado posicionamiento en su algoritmo al vídeo online, con la esperanza de ampliar su mercado de publicidad, aprovechando las altas tasas de interacción. Hay múltiples estadísticas al respecto, pero nos quedaos con dos lanzadas por Sherpa Digital: aumenta el conocimiento de un producto, servicio o marca en un 74%, y el 90% de los usuarios lo considera útil de cara a la decisión de compra.
Google canaliza Adwords vídeo a través de su (muy eficaz) número dos, YouTube. A priori, la batalla parecería ganada, pero ojo que Facebook tiene los cañones bien cargados de pólvora. Trabaja continuamente en implementar una tecnología sustancialmente menos engorroso de configuración de publicidad, con mayor facilidad para segmentar audiencias, buscar públicos similares e integrar el material en la comunicación habitual online de la empresa. El vídeo es su último caballo de batalla y está apostando fuerte por él. Su alcance natural –siempre que esté integrado en la página de empresa y no provenga de un enlace externo- supera a cualquier otro formato.
Big Data
Si no has escuchado quinientas veces de media este término en cada evento del sector de la tecnología al que asistes, es como si no hubieras escuchado la palabra de Moisés al bajar del Sinaí. ¿Es para tanto? Por supuesto, y la cosa no tiene visos de descender. El caudal de datos que el potencial cliente ofrece a las empresas a través de la tecnología es ya prácticamente una catarata.
Mike Walsh, CEO del think tank Tomorrow y gurú del futurismo de negocios, lo expresaba así hace poco: “El Big Data cambia de forma radical el enfoque del marketing. La teoría del embudo de ventas está muerta, porque es generalista y no aprovecha los datos que nos brinda Internet aplicado a la industria. El marketing deberá diseñar un universo nuevo para un cliente individual”.
La llegada de la tecnología wearable, el crecimiento de las apps de salud, el Internet de las cosas, los sensores integrados en contexto…. Las empresas nos van a conocer mejor que nuestra propia madre, aunque para eso tengan que cambiar sus métodos y desarrollar (o comprar) software. Las que no lo hagan jugarán en desventaja en un entorno crecientemente competitivo.
Hubspot indaga en esta línea e identifica cinco puntos claves en el marketing empresarial para 2015, apoyadas en el desarrollo de la tecnología: bases de datos adaptativas, mayor personalización del contenido digital en función del usuario, diversificación de contenidos, optimización de conversiones y mayor integración entre las divisiones de marketing y ventas de cada empresa. ¿Qué tienen en común todos los puntos? Exacto.
PARA SABER MÁS: Mucho más que estadísticas
Economía digital colaborativa
El desarrollo de tecnología que ofrecen la posibilidad de compartir gastos u ofrecer servicios tradicionalmente acotados a ciertos gremios – como Uber y AirBnB- y hacer negocio al mismo tiempo ha sido motivo de no pocas discusiones de alto nivel en el año que nos deja. Salvedades aparte, la tendencia es a la aparición de nuevas apps y sistemas que buscan grietas en el sistema, quieren digitalizar parcelas de negocio hasta ahora analógicas, y aprovechar las conexiones entre personas para generar ingresos. Quizás más de una (y más de dos) empresas ya se están planteando reconvertir su actividad o alguna de sus líneas de negocio de esta forma. ¿Y cuántas están buscando nichos de consumidores a los que llegar?
Por poner un par de ejemplos recientes, tenemos Carry, una app que permite contratar a personas que viajan para trasladar objetos de usuarios particulares. La polémica está servida. También está Lending Club, un sistema de préstamos P2P, es decir, entre particulares, que salió a la bolsa de Wall Street hace poco. Rebuscando un poco no es difícil encontrar más ejemplos.
El desarrollo de la tecnología, unido a una coyuntura económica que se avizora poco favorable para el ciudadano medio, auguran un mayor desarrollo de redes de servicios tejidas desde el smartphone. Lo que conllevará la apertura forzosa de conversaciones para regular el nuevo paraíso de negocios virtuales y conjugar su fruto prohibido con los intereses de los lobbies establecidos. Quizás no se pueda ni se deba poner puertas al campo, pero conviene fiscalizarlo y ofrecerle seguridad jurídica.